lunes, marzo 24, 2008

El cobrador

Soy un cobrador.
Si. Ese... ese soy yo.
Cada vez que estás entusiasmado, cuando por fin crees que lo has conseguido, y la emoción te embarga todos los sentidos, ahí surjo yo: el cobrador, el tipo que va a poner las cosas en su sitio, en su justo lugar.
Soy el encargado de que nadie despiste a la reina monotonía;la línea gris y sempiterna que hace que nazcan las arrugas de tu cara; el frío gélido y aséptico de la desilusión.
Porque el mundo es tal porque existe un equilibrio, un estar, un tic-tac. El mundo es tal porque estoy yo, el cobrador, el susurrador de los desencantos, el que dice que eso no tiene gracia, el que te dice lo feo e inútil que eres, el espejo de las desgracias, la fuente de las lágrimas, el equilibrista de los sentimientos mas exhacerbados...
El cobrador.
Sin mi, todo sería un caos. Un mundo repleto de soñadores, carcajadas constantes y sonoras, una droga sin fin... Un mundo lleno de lelos, de idiotas, de alegría superflua y sin contenido.
Pero sin mi nada funciona, nada. Así, cada vez que te subes a la cima del mundo, cada vez que crees ver la felicidad, cada vez que sientes la alegría, estoy yo para recordarte que ya se acaba, que ya está bien de tonterías, que ya has perdido la vez y te toca pagar, vaciar tus bolsillos de tanta maravilla e insuflarte con el aire viciado de la rutina.
Gracias... ya volveré.
Porque yo soy ese. Yo soy el cobrador.