martes, mayo 12, 2009

Un paralelo equivocado

En cierta ocasión me desperté del revés y todo ocurrió como nunca debería haber ocurrido, pues me levanté dormido.
Viví la vida como un sueño y acabé pellizcándome los mofletes para saber cuando volvería a la realidad. Comí, bebí, hablé, trabajé…. Y sin embargo me resultó todo tan intangible, tan irreal, como el viaje en una blanca y suave nube.
No obstante, lo peor no fue eso, que aunque desagradable fue penosamente soportable, sino que en la hora de acostarme, al acabar tan largo día, me sumergí en la irrealidad de los sueños y comprendí que me había despertado del revés, en medio de mis propios sueños y sin ninguna posibilidad de poder evitarlos.
Así pues, me convertí en el hombre dormido y, al caer la noche, en un sueño despierto. Dos mundos con un mismo origen, dos mundos paralelos, y un viajero equivocado.
Mis amistades mas reales brotaban por entre los pliegues de mi cerebro, mientras descansaban sobre la almohada, y mi trabajo, mi casa, el origen de mi propia vida, vagaba entre las neblinas de un ser descoordinado, sin ninguna coherencia vital.
No tardaron en encerrarme en un psiquiátrico, en un lugar en donde mis balanceos tuvieran algún tipo de asidero aunque solo fuera material. Una especie de anclaje para mi viaje equivocado.
Mientras, en los sueños, viví la más dura de las fantasías. Pude profundizar y analizar con claridad los momentos imaginados en la profundidad de mi cerebro, retratar los colores de mi imaginación, e incluso tocar los seres imaginados de cada sueño. Volví a la infancia en numerosas ocasiones, acabé aplastado tras caer de una enorme montaña o de un andamio situado en el último piso de un rascacielos, practiqué todo tipo de sexo, y con todo tipo de cosas, animales, personas, incluso monstruos monstruosos.
Viajé, robé, devoré y fui devorado…

Todo eso, todo eso, hasta que desperté del derecho y me dieron el alta en el psiquiátrico en donde estaba ingresado. Luego, me hicieron creer que todo había sido mentira y que la única realidad era la producida por el propio mundo real.
Se olvidaron, no obstante, de catalogar mi propia persona y decir si en realidad yoera un ser real o, sencillamente, un espurio fantasioso.